La llegada del Renacimiento italiano de la mano de una de las más importantes familias de la nobleza española se fusiona con el estilo Mudéjar tardío en un monumento irrepetible y con una colección de piezas arqueológicas de arte romano de primer orden.
Yeserías en relieve, revestimiento cerámico en diferentes técnicas, taracea en los techos y puertas de madera, todo ello unido a la memoria permanente de Roma en la Sevilla del Siglo XVI.