EL CRUCERO DE LA PLAZA DE DOÑA TERESA ENRÍQUEZ Y SUS INSCRIPCIONES.
La preciosa Plaza de Doña Teresa Enríquez en Sevilla se encuentra muy cerca del Museo de Bellas Artes y justo detrás de la Iglesia Parroquial de San Vicente. Esta plaza, que tiene mucho encanto, sin embargo es poco frecuentada por sevillanos y menos aún por nuestros turistas.
Su nombre está dedicado a un curioso personaje histórico: Doña Teresa Enríquez de Alvarado y Villagrán, noble dama nacida en Valladolid en 1450, prima hermana del rey Fernando El Católico y tía de San Francisco de Borja y de San Juan de Ribera. Fue dama de confianza y amiga de la reina Isabel. Falleció en Torrijos (Toledo) en 1529, tras haber entregado la mayor parte de su vida a labores de beneficencia después de enviudar con una gran fortuna, fundando hospitales, orfanatos, casas de reinserción de prostitutas e incluso algunos conventos, contando en algunas de estas obras con la colaboración del sacerdote sevillano Fernando de Contreras.
Sin embargo, su fama llegaría por motivos diferentes, pues en el contexto de la reforma protestante y viendo la necesidad de revitalizar el culto a la Eucaristía, doña Teresa Enríquez adoptó de Italia la idea de la fundación de cofradías o hermandades del Santísimo Sacramento en España, al igual que impulsó la celebración de la fiesta del Corpus Christi, llegando a ser llamada por el papa Julio II (el mecenas de Miguel Angel) “la loca del Sacramento”.
Pues bien, en el centro de la plaza de Doña Teresa Enríquez en Sevilla se ubica la reproducción de una cruz monumental de mármol (crucero o carnero –de carnarium, fosa para enterrar cadáveres-) del antiguo cementerio parroquial de San Vicente, cuyo original se custodia en el interior de la iglesia.
Fechada en 1582 y de estilo renacentista, consta de una columna de fuste estriado con capitel compuesto, sobre el cual se encuentra el remate de la Cruz con un relieve de Cristo por delante y otro de la Virgen por detrás.
En las cuatro caras del basamento aparecen unas interesantes inscripciones en latín, así como los monogramas de Cristo (IHS) y de la Virgen María (MA-MATER). Este es el significado y origen de esas inscripciones:
-Alrededor de la parte superior: “SOLI DEO – HONOR – GLORIA”. Tomado de la Primera carta de San Pablo a Timoteo, 1:17 (N.T.):
“Regi autem saeculorum, incorruptibili, invisibili, soli Deo honor et gloria in saecula saeculorum. Amen.»
” ¡Al Rey eterno y universal, al Dios incorruptible, invisible y único, honor y gloria por los siglos de los siglos! Amén.
-En el medallón frontal: “1582. ECCE CRVCEM DOMINI QVI PASSVS EST PRO NOBIS FVGITE PARTES ADVERSAE”.
Es una combinación de la denominada “bendición de San Antonio”
“Ecce Crucem Domini! Fugite partes adversae!”
¡He aquí la Cruz del Señor! ¡Huid enemigos (de la salvación)!
insertando en medio la expresión “qui passus est pro nobis” (“que sufriste por nosotros”) tomada de una antífona (III, 11) u oración de canto de las estaciones del Vía Crucis llamada “Adoramus te Christe”.
-En el medallón trasero: “QVOSQVES QVI TRANSITIS PER VIAM ATENDITE ET VIDETE SI EST DOLOR SICVT DOLOR MEVS”.
Es un fragmento del responsorio “O vos omnes” cantado como parte de la liturgia católica de la Semana Santa, adaptado de la Vulgata y extraído del Libro de las Lamentaciones, 1:12 (A.T.):
“O vos omnes qui transitis per viam, attendite et videte Si est dolor similis sicut dolor meus”.
¡Oh todos vosotros que paseáis por la calle, atended y mirad si hay dolor como el mío!
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