En el Alcázar de Sevilla, concretamente en el Palacio de Pedro I, disfrutamos de una decoración epigráfica maravillosa. No somos conscientes sin embargo del contenido propagandístico que esta decoración tuvo en su momento, algo habitual para la época
En el caso del Alcázar de Sevilla hay una necesidad por parte del rey Pedro I de mostrar su legitimidad como Rey de Castilla y León.
Legitimo heredero
El problema de Pedro I es que es el único hijo legítimo de su padre, Alfonso XI y María de Portugal, con la que se casa por motivos políticos y con la que no mantiene apenas relación.
El gran amor de Alfonso XI es su amante , Leonor de Guzmán, perteneciente al poderoso clan de los Guzmanes por parte de padre y de los Ponce de León por vía materna.
Con Leonor el rey Alfonso XI tendrá 10 hijos. Los mayores, los mellizos Enrique y Fadrique son unos meses mayores que Pedro. De hecho Leonor intentará que Alfonso XI nombre como legítimo heredero a Enrique, a lo que el rey se niega. Es Pedro su legítimo heredero.
A la muerte de su padre, quien fallece víctima de la Peste Negra durante el sitio de Gibraltar , Pedro, con apenas 16 años se convierte en rey.
Guerra fratricida
Un reinado muy complicado ya que una serie de errores políticos van a desencadenar una guerra civil entre los partidarios del bastardo Enrique y los de Pedro I que terminará con la muerte de Pedro a manos de su hermano Enrique y la subida al trono de Enrique, primer rey de la dinastía de los Trastamara.
Para Pedro I mostrar su legitimidad se convertirá en una autentica obsesión. Lo vemos muy bien a través de la decoración de su residencia favorita, el palacio de Pedro I en el Alcázar de Sevilla.
Las Yeserías del Patio de las Doncellas
En el Patio de las Doncellas en los zócalos de yeserías se repite una y otra vez en bellísima caligrafía cúfica la frase “izz li-mawlana al-sultan don birdu ayyadahu Allah” es decir “ Gloria a nuestro señor el sultán Don Pedro que Dios le ayude”.
Esta caligrafía surge en la ciudad de Kufa en Iraq y tiene un marcado carácter sagrado ya que era usada para plasmar el texto coránico y se utiliza inicialmente para adornar las mezquitas, aunque también poco a poco va a ser usada para decorar los palacios de los califas y las residencias privadas de los nobles.
En la Mezquita de Córdoba, sin ir más lejos, vemos en la decoración del Mihrab suras coránicas apoyando la política del Califa.
Lo que Pedro I nos quiere decir en el Alcázar de Sevilla con estas inscripciones es que él es quien tiene derecho a gobernar, el sultán es quien realmente ostenta el poder, por la gracia de Dios.
Por todo el patio hay también alabanzas a Allah, como “Dios es el soberano”, “Dios es el consuelo” etc..
No hay problema en utilizar estas alabanzas a Allah, a Dios en definitiva, siempre que no entren en conflicto con la religión cristiana.
Las puertas del Salón de Embajadores
En las magníficas puertas del Salón de Embajadores encontramos inscripciones en árabe y también en latín.
Las inscripciones latinas reproducen los primeros versículos del Evangelio de San Juan. Este evangelio gira básicamente en torno a un tema fundamental, Jesús es el enviado de Dios, de nuevo esta idea de yo soy el Rey por la gracia de Dios.
También en estas puertas aparece la inscripción latina ”Dominus mihi adiutor et ego dispiciam enemicos meos” (“El Señor es mi ayuda y yo despreciaré a mis enemigos”) . Esta inscripción que corresponde a los versículos 6 y 7 del Salmo 117, solía aparecer en las monedas de oro y plata y era una manera de justificar el poder real y su origen divino así como una advertencia a los enemigos del rey.
Los libros de cabecera de Pedro I
A derecha e izquierda del Salón de Embajadores en las salas conocidas como de los Toledanos y lo Sevillanos, en el friso superior de yeserías hay una serie de medallones con escenas caballerescas y cinegéticas.
Según el profesor Rafael Cómez estas escenas estarían inspiradas en los 3 libros más importantes en la educación del Pedro I.
La obra de Egidio Colonna “ De Regimine Principum” , escrita en 1280 para Felipe el Hermoso de Francia y expresamente traducido y comentado para el Infante Don Pedro por fray Juan García de Castrojeriz por deseo de su padre Alfonso XI. Éste tratado idealiza la figura del Rey, dándole consejos de gobierno y al mismo tiempo considera la monarquía el mejor de los regímenes posibles.
El “Libro de la Montería” y la “Crónica Troyana” ambos compuestos por mandato de Alfonso XI para la educación de su hijo.
El mensaje aquí estaría claro, no sólo Pedro es el rey por la gracia de Dios sino también por la voluntad de su padre, quien habría puesto un interés muy especial en educar a su hijo legítimo como un buen rey y señor.
La Orden de la Banda
La Orden de la Banda, omnipresente en toda la decoración del Alcázar, es una orden nobiliaria fundada por Alfonso XI para premiar la lealtad al rey y crear un grupo de caballeros fieles al monarca frente a la nobleza rebelde y levantisca . Solo los vasallos del rey y su heredero pueden llevar esta insignia, cabezas de dragones (dragantes) que tragan o muerde la banda negra en sus extremos y que forman la banda engolada, consolidada en tiempos de Pedro y que aparece en eI Alcázar de Sevilla, normalmente junto a los escudos de Castilla y León.
Aunque hoy en día todo este programa propagandístico del Alcázar de Sevilla nos pase desapercibido, en su momento y aunque probablemente la mayoría de los visitantes del palacio no supieran leer estas inscripciones, si comprendían el mensaje y su carácter simbólico.
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