El cañón del Nuestra Señora de Atocha en el Archivo de Indias

Al entrar al Archivo de Indias nos encontramos con un bellísimo cañón de bronce. ¿Qué hace este cañón en el Archivo de Indias? ¿De dónde procede?

El Galeón Nuestra Señora de Atocha

Bien, el cañón formaba parte del armamento del galeón español Nuestra Señora de Atocha y fue un regalo de Mel Fisher a los Reyes de España en su primer viaje a Estados Unidos en 1976 . La reina Sofia lo recibió en la Sala de Exploradores de National Geographic en Washinton D.C. y se envió al Archivo de Indias en Sevilla.

Mel Fisher ha sido, probablemente, el buscador de tesoros más importante del siglo XX y la búsqueda del Galeón Nuestra Señora de Atocha ,que se prolongó durante 16 años, es una historia increíble en la que nuestro Archivo de Indias jugó un papel fundamental.

Nuestra Señora de Atocha había sido construido en La Habana en 1620 . Considerado uno de los mas sólidos y seguros galeones de su época, iba fuertemente armado.   El 4 de septiembre de 1622 la Flota de Indias parte del puerto de La Habana, 28 barcos que transportan a España las riquezas del Nuevo Mundo.

Nuestro galeón va en la retaguardia, siguiendo al resto, para evitar un ataque . El día es soleado y nada hace sospechar lo que ocurriría al día siguiente, cuando frente a las costas de Florida un terrible huracán golpeará a la Flota.

Durante 24 horas los barcos luchan por mantenerse a flote, 20 de ellos consiguen escapar y regresar al puerto de La Habana, pero 8 se hunden sin remedio, entre ellos el Santa Margarita y el Nuestra Señora de Atocha que lleva un fabuloso cargamento en plata, oro y joyas y 265 pasajeros de los que sólo 5 salvarán su vida.

A los pocos días del desastre se ordena el salvamento para recuperar los tesoros de los galeones hundidos. En ese momento el mástil del Nuestra Señora de Atocha es aún visible, aunque el barco está a bastante profundidad, de manera que el equipo de rescate debe regresar a La Habana a por las herramientas adecuadas para poder acceder al barco.

Cuando regresan ,un segundo huracán había partido el barco y hecho desparecer por completo sus restos. Según el informe del capitán de la Flota los barcos se habían perdido en el centro de los Cayos de Matacumba, donde en 1969 Fisher y su tripulación comienzan a buscar sin éxito durante más de un año.

La búsqueda en el Archivo de Indias

Eugene Lyon, investigador y profesor de Historia de la Universidad de Florida y amigo de Fisher llega al Archivo de Indias en Sevilla en 1969. Consultando los distintos documentos relativos a la Flota de Indias, se da cuenta de que en el Siglo XVII todos los Cayos de la costa de Florida reciben el nombre de Cayos de Matacumba.

La segunda pista y la más importante aparece en una hoja (“más aire que papel” como la describe Lyon) del informe redactado en 1626 por uno de los trabajadores que habían participado en  el rescate de la Santa Margarita. Aquí aparece el nombre de “Cayos Marquesas”, a más de 60 kms de distancia de donde Fisher y su equipo estaban buscando. Esta nomenclatura es unos años posterior al hundimiento.

Problemas legales

En mayo de 1971 aparece un ancla del siglo XVII y pequeños tesoros, piezas de oro, cadenas…aquí comienzan los problemas legales para Fisher ya que tanto el Estado de Florida como el Gobierno Federal reclaman la propiedad de estos tesoros y acusan a Fisher de destruir el yacimiento arqueológico submarino. 

Es en este momento cuando se incorpora al equipo de Fisher un arqueólogo, Duncan Mathewson, que será fundamental , ya que hará un estudio científico de los restos. Tras una dura batalla legal finalmente en 1982 la Corte Suprema de Estados Unidos le concede a Fisher la propiedad de todo lo encontrado. El gobierno de España no mostró ningún interés en este tema.

Durante varios años van apareciendo restos. Unos lingotes de plata serán clave en este momento del rescate ya que gracias al “Manifiesto de Carga” que Lyon ha encontrado en el Archivo de Indias y en el que aparecen detallados los lingotes de plata con su numeración y peso correspondiente, se puede verificar que efectivamente es parte de la carga del Nuestra Señora de Atocha, aunque aún no ha aparecido la carga principal.

Se acusa incluso a Fisher de fraude así que decide buscar una prueba irrefutable, uno de 20 cañones de bronce que aparecían también perfectamente descritos y detallados en el Manifiesto de Carga del Archivo de Indias.

Gracias al estudio que hace el arqueólogo Mathewson de la disposición de los objetos que se han encontrado hasta ese momento y que se han fotografiado y mapeado antes de sacarlos a la superficie, se dan cuenta de que en lugar de buscar en dirección norte deben buscar hacia el sur, en aguas más profundas. Según su teoría el segundo huracán había partido el barco y diseminado su carga en un área de más de 3 kms2.

Los cañones, clave para encontrar la carga principal

En el verano de 1975, Dirk Fisher, hijo de Mel, decide seguir el consejo del arqueólogo del equipo y comienza a buscar en aguas más profundas hacia el sur, donde efectivamente aparecen 9 cañones cuyas marcas coinciden con los datos del Manifiesto de Carga. Estaban en la pista correcta.

La disposición en la que se encontraron los cañones en el lecho marino fue también fundamental para “adivinar” hacia donde debían dirigir la búsqueda.

Desgraciadamente a la semana siguiente uno de los barcos en los que están trabajando se hunde y Dirk, su mujer y otro de los buceadores del equipo mueren. Esto supone un terrible golpe para todos, pero deciden continuar la búsqueda.

En 1980 encuentran el Galeón Santa Margarita, con una carga con un valor aproximado de 20 millones de dólares.

Y en el verano de 1985 finalmente Kane Fisher, otro hijo de Mel, encuentra la carga principal, debajo de la cual aparece el casco del barco. Había sido una larga búsqueda de 16 años.

En Cayo Hueso, Florida se puede visitar el Museo Marítimo Mel Fisher en el que se expone parte de los tesoros encontrados.

En total se calcula que el valor actual del tesoro encontrado en el  Nuestra Señora de Atocha puede ser de unos 400 millones de dólares. A parte de la carga oficial era muy habitual que en los barcos se cargara contrabando. En el Atocha se han encontrado unas trescientas esmeraldas que no aparecen en la documentación oficial.

Hoy en día la legislación ha cambiado y desde 2001 el Tribunal Supremo de Estados Unidos y la Casa Blanca reconocen que estos barcos y su carga son propiedad del Estado Español.

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