Entre las actividades de artesanía más importantes practicadas en el Barrio de Triana en la Edad Moderna destaca la fabricación de jabones.
El Origen del Monopolio del Jabón
Joaquín González Moreno, Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla quien organizó y estudió el Archivo de la Casa de Pilatos.
Este profesor considera la fabricación de jabón en Sevilla de origen musulmán, de ahí que el término utilizado para referirse a la fábrica de jabón sea “almona”, palabra de origen árabe.
Tras la conquista de Sevilla por Fernando III, en el repartimiento de la ciudad se incluyen las Almonas en el donadío mayor otorgado a la reina Doña Juana y a partir de entonces se consideran privilegio real.
En 1455 el rey Enrique IV otorga su explotación al linaje de los Ribera, Duques de Alcalá desde el Siglo XVI hasta su entronque con la poderosa Casa de Medinaceli, en 1639.
Esta familia propetaria de la Casa de Pilatos se mantiene en su poder hasta 1845 en el último día de ese año el Duque de Medinaceli las vendió a D. Juan Bautista Conradi que las derribó para construir viviendas en su solar.
El jabón que se producía en Sevilla era el jabón de Castilla.
Era un jabón blanco reconocido a nivel internacional y muy apreciado especialmente por la calidad de los ingredientes utilizados en su elaboración, aceite de oliva y ceniza o “mazacote” procedente de la quema de algunas plantas muy abundantes en la zona de las marismas del Guadalquivir conocida como barrilla.
El jabón de Castilla competía con los mejores jabones producidos en Marsella, Génova, Venecia o Savona.
Los Duques de Alcalá
Las Almonas del Barrio de Triana estaban situadas entre la Calle Castilla, donde se encontraba la entrada principal y la orilla del rio donde tenía otra entrad.
Junto al río había un pequeño embarcadero para el abastecimiento de materias primas así como para la salida del jabón para su distribución y venta.
Los Duques de Alcalá tenían el monopolio de la fabricación de jabón en las jurisdicciones del arzobispado de Sevilla y el obispado de Cádiz del que obtenían rentas anuales.
La producción de jabón se realizaba entre las dos Almonas, las de Triana y las de la collación de San Salvador que producía jabón “prieto” y que en caso de quedar Sevilla aislada del barrio de Triana por alguna riada, aseguraban el abastecimiento a la ciudad.
Los Duques de Alcalá no sólo tenían el monopolio de la fabricación sino que éste también se ampliaba al de algunas de las materias primas básicas como el caso de la ceniza.
Enrique IV en 1456 emite un decreto en el que señala que ninguna persona puede hacer ceniza o mazacote para labrar jabón salvo los arrendadores del monopolio, es decir los Duques de Alcalá.
Así mismo los Duques de Alcalá llevan a cabo una política muy agresiva de compra de tierras olivar para garantizarse el suministro y el coste de la materia prima básica para la fabricación del jabón, el aceite de oliva.
El privilegio de la fabricación del jabón tenía un precio regulado, es decir las Almonas tenían el monopolio de la fabricación pero el precio del jabón lo decidía en este caso el Ayuntamiento de Sevilla.
Este precio se determinaba mediante un “ensaye”, la fabricación de una muestra controlada tanto por el Ayuntamiento como por parte del Duque.
En función de la cantidad de jabón producida y su calidad se calculaba el coste de una libra de jabón y dependiendo del coste se fijaba el precio de venta. La fijación del precio del jabón fue una constante fuente de conflictos y desacuerdos entre ambas partes.
En ocasiones el precio fijado por el Ayuntamiento era menor que el precio al que se vendía el jabón en el mercado negro. A veces la demanda era superior a la oferta y la gente acudía a las fábricas clandestinas o bien compraban el jabón fabricado por los frailes de Santiponce, más barato que el trianero, aunque los monjes sólo podían vender su jabón con el permiso de los dueños del monopolio.
Triana estaba especializada en el “jabón de lo blanco”, que se vendía en Castilla, en las Indias e incluso en Flandes o Inglaterra.
Las Almonas del Barrio de Triana
Según González Moreno las instalaciones del Barrio de Triana se componían siete corrales de cal y ladrillo, cuatro almacenes para el aceite, veinticinco lagares, las calderas para fabricar el jabón, unos espacios abiertos utilizados como secaderos y varios pozos para surtirse del agua necesaria.
Todos estos espacios se organizaban en torno a varios patios ocupados por centenares de tinajas y cacharros de barro donde se guardaba el jabón.
Había también una zona administrativa, con oficinas, la casa del administrador, habitaciones para el portero, “dos habitaciones para los esclavos” y un pequeño oratorio donde decir misa las fiestas de guardar, de manera que los trabajadores pudieran oir misa sin tener que parar la producción.
En la Casa de Pilatos se conservan buena parte de los objetos litúrgicos de este oratorio además de un lienzo de San Andrés, patrón del linaje de los Duques de Alcalá y otro de San Antón, protector de los fabricantes de jabón.
Las condiciones de trabajo
Las condiciones de trabajo eran durísimas, ya que al calor que hace en la ciudad de Sevilla varios meses al año hay que añadirle las elevadas temperaturas de la fábrica debidas a la combustión del aceite y otros materiales utilizados en la elaboración del jabón.
De hecho a algunos esclavos se les hacía pagar su mal comportamiento enviándolos a trabajar a las Almonas.
El auge de las Almonas tuvo lugar entre 1529 y 1549 bajo la dirección de la familia alemana de los Welser. En el siglo XVIII y en especial desde la desaparición del monopolio, la fabricación de jabón entró en crisis. No obstante la fábrica de jabón del Barrio de Triana mantenía su prestigio.
En el S.XX la fábrica continua su actividad aunque divida en unidades más pequeñas y finalmente a finales de los años 80 se procede a su completa demolición para construir diferentes promociones de viviendas.
La desaparición de las Almonas
En 1989 cuando se derriba la casa de los Conradi para construir una nueva promoción de viviendas aparecieron en sus cimientos las tinajas y depósitos donde se elaboraba el jabón. Hubo algún intento de recuperar estos restos para el público pero finalmente no se consiguió. Los vecinos de la casa Nº 24 de la Calle Castilla disfrutan en su sótano de estos restos. Hay una placa de cerámica en la calle que nos recuerda la existencia de estas importantes almonas.
*Desde 2005 la empresa sevillana “La Jaboteca” ha retomado la tradición de hacer jabón de calidad utilizando productos naturales.
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