La Calle Sierpes de Sevilla, Nicolás Monardes, los refrescos de Cola y el Éxtasis

Foto Citytour Sevilla
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En la calle Sierpes de Sevilla, concretamente en el número 19 y sobre el elegante rótulo comercial en madera y azulejos de la Relojería “Enrique Sanchís, El Cronómetro”, podemos leer una placa cerámica del Ayuntamiento colocada en conmemoración del cuarto centenario de la muerte de un extraordinario científico sevillano del siglo XVI.

Nicolás Bautista Monardes

Nicolás Bautista Monardes Alfaro nació en Sevilla, en 1493 ó 1508 (según fuentes) y falleció en la ciudad en 1588. Fue un gran médico, humanista, especialista en historia natural, medicina, botánica y metalurgia.


Estudió en la Universidad de Alcalá de Henares, donde el humanismo renacentista se desarrollaba de la mano del filólogo, también sevillano, Elio Antonio de Nebrija (autor de la primera gramática de la lengua castellana en 1492). Obtuvo el “Bachiller en Artes y Filosofía”, y después el “Bachiller en Medicina”, imbuido de la corriente denominada “galenismo humanista”.


Tras sus estudios regresó a Sevilla, donde se licenció (título superior). Durante unos años trabajó con uno de los médicos y catedráticos más prestigiosos de la ciudad: García Pérez Morales, contrayendo matrimonio con la hija de éste, Catalina, en 1537, y teniendo con ella siete hijos, a la vez que iba haciéndose cargo progresivamente de la importante clientela de su maestro.


Se doctoró en el Colegio de Santa María de Jesús, de Sevilla, en 1547, pero poco a poco sus intereses se fueron encaminando hacia las actividades mercantiles que desarrolló con el nuevo continente (aunque nunca viajó a América) unas veces con éxito económico y otras no.
Entre otros artículos, traía grana o cochinilla (para la elaboración de tintes de color carmín), cueros y productos medicinales; y enviaba tejidos y, sobre todo… esclavos.


La información y adquisición de los productos americanos que utilizaba en sus estudios procedía de enfermos, pasajeros de Indias, de algunos médicos que habían ejercido en aquellas tierras, así como de funcionarios coloniales, soldados de fortuna, comerciantes, frailes y marineros que retornaban al Puerto de Sevilla.


Así, el doctor Monardes consiguió suficiente dinero para crear un jardín botánico privado de adaptación en Sevilla, en el entorno de ese preciso espacio de la actual calle Sierpes de Sevilla, donde cultivaba, clasificaba y estudiaba las nuevas plantas desconocidas en Europa. Y construyó un original laboratorio y museo, en el que preparaba los productos medicinales que aplicaba a sus pacientes.


Este jardín botánico, (situado donde hoy se ubica la calle Sierpes de Sevilla) y las mercancías que traía de América, le sirvieron para escribir su gran obra “Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales”, que consta de tres tomos publicados a lo largo de varios años.


Entre los estudios que realizó con todo detalle, se pueden mencionar los dedicados al tabaco, la raíz de mechoacán, los bálsamos (ungüentos), y el sassafrás. Su forma de presentar los resultados de sus investigaciones le ha valido a Monardes la consideración de ser un clásico de la farmacognosia, interesándole por encima de todo la aplicación terapéutica, ya que describía el producto, la manera de prepararlo, de administrarlo y sus usos curativos. El capítulo dedicado al tabaco puede considerarse como el primer estudio serio que se publicó en Europa sobre la planta, y aparte, fue el primer autor conocido en informar y describir el fenómeno de la Fluorescencia.

Llegó a crear medicamentos especializados; es decir, preparaciones farmacéuticas en fórmulas magistrales presentadas en el mercado y destinadas al consumidor, tal y como fue su jarabe de zarzaparrilla.


Aparte de otras novedosas publicaciones anteriores, su gran obra “Historia medicinal de las cosas …” vio la luz en 1565, recogiendo 84 descripciones de plantas, con sus respectivas propiedades y aplicaciones.


Como anécdota, ese mismo año estuvo visitando Sevilla el alemán Jacobus Fugger, hijo del célebre banquero del emperador Carlos V, Anton Fugger, así como su preceptor, el médico flamenco Charles de l’Escluse (conocido con el apodo de Carolus Clusius). No hay noticia de las relaciones que éstos mantuvieron con Monardes, pero se sabe que los Fugger tenían el monopolio del comercio americano del guayaco o guayacán y de otros productos usados en el tratamiento de la sífilis (un gigantesco negocio que trascendió a los ambientes comerciales, cortesanos y médicos de toda Europa), y ofrecían comisiones a los médicos que los recomendaban.


Las traducciones de Clusius al latín de los libros de Monardes consiguieron que su obra rápidamente alcanzara una gran difusión en toda Europa y lo situara en la cúspide del reconocimiento médico social e internacional de la época. Traducida también al inglés en el mismo siglo XVI, y hasta en seis idiomas más antes de finalizar el siglo siguiente, su obra alcanzaría las cuarenta y dos ediciones.


Monardes dio a conocer en toda Europa algunos productos americanos como la piña tropical, el tabaco, el cacahuete, el maíz, la batata, la coca, la zarzaparrilla, etc.


En 1577 falleció su esposa, vivió sus últimos años con su hija Jerónima, y ya en 1588 depositó su testamento, en el que dejaba una herencia abultada, lo que indica que llegó a recuperarse económicamente, tras haberse arruinado en alguna ocasión. Murió el 10 de Octubre de ese mismo año de una apoplejía, siendo enterrado en el Convento de San Leandro.


La importancia del recuerdo a Monardes llevó a crear en su honor la “Asociación Nicolás Monardes» de médicos escritores y artistas de Sevilla fundada en 1989 por un grupo de médicos con inquietudes literarias y artísticas.
En la Biblioteca de la Escuela de Estudios Hispano Americanos (del CSIC, y situada en calle Alfonso XII, 16) se dispone de un ejemplar de 1574 de su gran obra principal.

La Zarzaparrilla y los refrescos modernos


En los famosos “western” de los años setenta, algunos vaqueros entraban al “Saloon” pidiendo al camarero una zarzaparrilla, que en la versión original sería “root beer” o “cerveza de raíz”, un refresco hecho con el antes mencionado sasafrás, muy popular en Norteamérica durante el siglo XIX y que, normalmente, contenía también una pequeña cantidad de raíz de la planta zarzaparrilla americana, de género Smilax con diversas especies como la Ornata, Medica y otras, más potentes y con mayores propiedades que nuestra zarzaparrilla europea (Smilax aspera), y que llevaba siglos siendo utilizada como infusión diurética y depurativa en el Viejo Mundo, así como remedio sudorífico, utilizado para casos de enfermedades venéreas (como la sífilis) y, como muchos otros remedios medicinales, vivió una época de gloria a principios de la era industrial transformada en ingrediente de tónicos o jarabes, siendo uno de los precedentes de todos ellos el que preparaba Nicolás Monardes en su laboratorio sevillano. La planta fue el núcleo de un próspero negocio comercial emprendido por Monardes junto a Francisco de Mendoza, hijo del primer virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza.


Todo esto ocurrió tres siglos antes de que John Pemberton, químico y farmacéutico de Atlanta consiguiera mezclar en su laboratorio ingredientes naturales como la hoja de la planta de coca, la semilla de la nuez de cola y el agua de soda en 1886, creando la receta para la gran marca de las dos letras “C”, experimentando para conseguir un extracto que remediara el dolor de cabeza, que acabara con los problemas de digestión y que, además, fuera una bebida “estimulante y vigorizante”.


No obstante, y como curiosidad, hay que mencionar que pocos años antes, en Aielo de Malferit, un pequeño pueblo valenciano, ya habían inventado un producto precursor con el nombre de Jarabe Superior Nuez de Cola-Coca. (Como era de esperar, la multinacional se desplazaría ya en el siglo XX hasta allí para comprarles la patente por una miseria).


La zarzaparrilla dio finalmente nombre a una bebida refrescante que se fabricaba con extracto de la raíz de la planta, azúcar, miel y agua carbonatada, ofreciendo propiedades diuréticas y tonificantes en tiempo muy anterior al de los actuales refrescos de cola, y que tuvo también su propia marca nacional hasta los años 60. Recomendamos ver el curioso y divertido anuncio “vintage” del patriótico refresco “Zarzaparrilla 1001” YOUTUBE

El Éxtasis y la Calle Sierpes de Sevilla

La sintetización de MDMA se puede realizar de varias formas a partir de una reacción química de sus compuestos o precursores químicos primarios, como, por ejemplo, el safrol, un aceite esencial, incoloro o amarillo, utilizado en la elaboración de antisépticos, pesticidas, perfumes y saborizantes, pero identificado también como un producto cancerígeno para el hígado, por lo que su uso está prohibido en alimentación y controlado en otras aplicaciones

Puede extraerse de varios elementos naturales (aunque el procedimiento es tedioso y caro) como la nuez moscada, la semilla del perejil, el eneldo, el azafrán, las semillas de vainilla y varios árboles; pero sobre todo de la raíz o corteza de un árbol norteamericano llamado Sassafras albidum, vulgarmente Sassafrás, que debe este nombre con el que se le conoce desde el siglo XVI a Nicolás Monardes.


Pues bien, el aceite de safrol, obtenido del árbol sassafras, ha sido la fuente mayoritariamente utilizada para sintetizar la “3,4-metilendioxianfetamina”, MDMA o Éxtasis, una droga que produce efectos emocionales (euforia) y sociales (sociabilidad) perteneciente a las llamadas genéricamente “anfetaminas” y que fue descubierta en 1912 por el químico alemán Anton Köllisch, aunque no sería hasta la década de los setenta cuando se populariza como droga psicotrópica en fiestas de rave music, acid house (en los 80) y breakbeat hardcore (en los 90). Su masivo uso recreativo y los graves efectos secundarios que causa hacen que se ilegalice su fabricación y consumo, salvo en algunas excepciones científicas y médicas.

Así que, paseando por la calle Sierpes de Sevilla, la más famosa de la ciudad, podemos rememorar cómo la ciencia y uno de sus protagonistas locales del Renacimiento ha dejado una huella indeleble en la farmacopea europea y se anticipó a la industria de las bebidas refrescantes más populares y al uso (medicinal) de un componente de una nociva droga moderna.

Si quieres descubrir más, los guías de Citytour Sevilla estarán encantados de acompañarte…

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