Doña Blanca de Borbón

Los amores de Don Pedro: Doña Blanca de Borbón

Os contamos hoy la desdichada historia de Doña Blanca de Borbón, quién fuera la primera esposa legítima de Pedro I de Castilla (1334-1369). De todos es bien conocida la reputación de mujeriego de Don Pedro, quién en su corta vida, conoció múltiples amantes, aunque legítimamente, sólo tuvo dos esposas. La primera de las cuales tuvo una desventurada vida y muerte por su matrimonio con el mencionado rey, Doña Blanca de Borbón.

Doña Blanca de Borbón

Nace Doña Blanca en Vincennes, Francia en 1339. Era hija del Duque Pedro I de Borbón y sobrina del rey Carlos V de Francia. Pertenecía  a una rama de la dinastía real francesa. Su matrimonio con Pedro I fue el resultado de un largo proceso negociador entre las monarquías francesa y castellana, que fortalecería las relaciones entre ambas monarquías, y por la parte de Francia, le garantizaría el apoyo castellano en la Guerra de los 100 años.

La monarquía francesa entregaría como dote a la Corona de Castilla trescientos mil florines de oro. Blanca de Borbón, por su parte, recibiría, en calidad de arras, las villas de Arévalo, Sepúlveda, Coca y Mayorga.

Las nupcias

Las nupcias se celebraron en Valladolid en 1353, y aunque al parecer sí hubo consumación del matrimonio, el rey quedó muy decepcionado al saber que tal dote no existía, y abandonó a Doña Blanca para correr a los brazos de su verdadero amor, María de Padilla.

El destierro de Doña Blanca de Borbón

María de Portugal, la Reina madre de Pedro I, compadecida por el duro panorama que se le presentaba a Blanca de Borbón, decidió llevarla a la villa de Tordesillas, y posteriormente a Medina del Campo. Pero algún tiempo después, sin duda por orden de Pedro I, Blanca de Borbón fue confinada en la localidad de Arévalo y posteriormente encerrada en el castillo de Toledo.

Dos obispos hispanos, los de Ávila y Salamanca, declararon nulo el matrimonio de Blanca de Borbón con Pedro I, el cual, en el mes de abril del año 1354, se casó en la villa de Cuéllar con Juana de Castro. Esa postura de los citados obispos causó un gran disgusto al Pontífice romano. Es más, el abandono de Blanca de Borbón constituyó un argumento de notable interés a los sectores de la nobleza que se habían rebelado contra Pedro I.

Como ha indicado el profesor Luis Vicente Díaz Martín, uno de los más lúcidos estudiosos del reinado de Pedro I de Castilla, Blanca de Borbón “aportó un argumento de alto valor moral que caló profundamente en toda la sociedad, convirtiendo en justo un movimiento cuyos objetivos finales eran muy diferentes”.

De hecho, tras una guerra civil,  desembocaría en el asesinato del rey don Pedro en los campos de Montiel en 1369 por parte de su hermanastro Enrique, quien sería el próximo rey de Castilla, Enrique II de Trastamara.

Trágico final de Doña Blanca de Borbón

Doña Blanca, terminó sus días encerrada en un torreón de la muralla de Medina Sidonia, para ser asesinada, según se cuenta, por orden del rey, en el Alcázar de Jerez.

En cuanto a sus restos, fueron depositados en la capilla mayor del templo de San Francisco de Jerez al lado del Evangelio. Y ello fue porque la reina había manifestado tal deseo cuando desde los torreones del Alcázar veía dicha iglesia. Cuando los Reyes Católicos visitaron Jerez en 1483, la reina Isabel ordenó se le diera sepultura al pie del altar mayor y se le rindieran los honores de reina. También ordenó poner una lápida de mármol con la siguiente inscripción:

«Consagrada a Cristo Sumo Bienhechor y Todopoderoso Señor Nuestro, Doña Blanca Reina de las Españas, hija de Borbón descendiente del ínclito linaje de los reyes de Francia, fue grandemente hermosa de cuerpo y costumbres, mas prevaleciendo la manceba, fue muerta por mandato del rey D. Pedro I el Cruel su marido. Año de Salud de 1361. Siendo ella de 25 años de edad»

Doña Blanca vs María de Padilla

Cierto es que Doña Blanca de Borbón fue la única esposa legítima de Pedro I, aunque su amor verdadero fue María de Padilla. Conoció el rey a esta bella dama castellana que sería su amante de por vida cuándo ésta formaba parte del séquito de Isabel de Meneses, mujer de Juan Alfonso de Alburquerque, uno de los hombres más poderosos de su tiempo, y primo de la reina madre doña María.

De sus nueve años de convivencia con María de Padilla, nacieron cuatro hijos, y aunque se sabe que el rey tuvo otros cinco hijos con distintas mujeres, ninguna llegó a tener la importancia que tuvo María de Padilla sobre el rey y sobre la corte.

El Alcázar de Sevilla

Si paseamos por el Alcázar de Sevilla nos encontraremos con numerosos recuerdos de esta historia de amor, que los dos amantes tuvieron en el precioso palacio sevillano. Uno de sus dormitorios lleva el nombre de María de Padilla, en que podemos admirarnos de su maravilloso artesonado, y en el jardín nos encontramos los  Baños de María de Padilla, donde la que sería reina a título póstumo, disfrutaba de sus baños con la admiración del propio Don Pedro únicamente, aunque según cuenta la leyenda, los miembros de la Corte eran invitados a beber el agua del estanque donde se había bañado la reina.

Los restos de María de Padilla reposan en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, como fue deseo expreso del rey Don Pedro, junto a los del rey.

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